jueves, 30 de diciembre de 2010

Ley Antitabaco.

Por fin gracias a los dioses, los no fumadores podremos gozar de nuestra libertad sin que nadie nos vaya envenenando ni matando poco a poco. Podremos disfrutar agradablemente de un desayuno, o bailar hasta la extenuación en una discoteca sin sentir cómo ese humo tóxico nos infecta para arrebatarnos la vida.

El tabaco es una opción, es una decisión, y como toda decisión o elección conlleva una responsabilidad. Es una enfermedad, pero una enfermedad voluntaria, elegida libremente, nadie nació fumador, y nadie está condenado a seguir siéndolo, hay que dejar esto muy claro. Fumar es una OPCIÓN. Sin embargo, esa elección la padecemos todos los demás, cuando un fumador enferma por culpa de su adicción, todos los contribuyentes tenemos que pagarle de nuestros impuestos su tratamiento. Y que no me vengan a decirme que ellos también pagan impuestos o que parte del precio de su cajetilla de droga es dinero que va íntegro para el Estado. Las matemáticas no mienten y el coste sanitario de las enfermedades de los fumadores es mucho mayor que el dinero que aportan a través de sus impuestos y del porcentaje que el Estado se lleva por cada cajetilla de droga. Si no fuera así, podemos estar seguros de que ningún gobierno del mundo habría combatido el tabaquismo, pues por desgracia a los gobiernos no les importan las personas, sólo les importa el dinero.

Y hablando de dinero... dicen por ahí que los hosteleros están preocupados por la ley antitabaco. Esto no es más que una enorme estupidez. Los países donde ya está en vigor la ley no han detectado ningún problema en este aspecto y por otro lado. ¿Qué tiene que ver fumar con bailar, beber, desayunar o tomar café? El drogadicto asocia estas cosas al tabaco, pero es sólo una cuestión de hábito o de costumbre y no de necesidad o síndrome de abstinencia. El drogadicto no necesita café para fumar, e igualmente puede tomar café sin fumar. No entraré en si le resulta más o menos placentero hacer ambas cosas a la vez, eso ya es otra cuestión, pero de lo que podemos estar seguros es de que los fumadores no renunciarán a su café, ni a desayunar, ni a bailar, lo harán exactamente igual que antes sólo que sin la compañía de su pequeña y cilíndrica droga con la que condenaban a muerte a miles de camareros inocentes destinados a padecer su veneno, o a los pobres usuarios del lugar condenados a respirar su veneno sin alternativa ni elección. Pues pese a ser una minoría ejercían su dictadura sin cortapisas, sin pedir siquiera permiso.  Esa es su principal característica, su egoísmo, su falta de respeto hacia los demás, pensar que su derecho al suicidio asistido está por encima del derecho de los demás a vivir plenamente.

Pues bien su momento ha llegado. Divino Thor, dales fuerte con el martillo, tritura la droga, machaca a los que traen la muerte y a quienes la defienden, protege a los limpios, a los sanos, a los libres de espíritu que hemos decidido no someternos a ninguna cadena y no seguir otro dictamen más que el de nuestra propia voluntad. Y ayuda a los perdidos, fortalece la voluntad de aquellos que un día cayeron pero que desean salir del pozo, pues a pesar de todo herrar es humano y todos podemos equivocarnos alguna vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario